Los visitantes cotidianos y quienes transitan periódicamente por El Pasaje que conecta al Zócalo de Puebla con la calle 2 Oriente están de luto y con certeza acompañan a la familia de Doña Joaquina en la pena que los embarga por su fallecimiento a sus 82 años.

Durante décadas, Doña Joaquina fue una figura emblemática de El Pasaje, con su puesto de tacos, en el que confluían ciudadanas y ciudadanos de todos los estratos sociales.

Sin duda se trata de un personaje urbano icónico de la ciudad de Puebla, que con su partida deja en la memoria de muchas y muchos poblanos gratos recuerdos, al evocar los momentos en que acudían en busca de los famosos tacos de El Pasaje.

Doña María Joaquina Armenta Urbano, de acuerdo con la memoria popular, comenzó a vender tacos en El Pasaje en el año 1968, lo que le otorga una trayectoria gastronómica de alrededor de 55 años, a lo largo de los cuales varias generaciones de poblanos pasaron por su puesto.

Doña Joaquina hizo de los tacos un negocio familiar, que le permitió sacar adelante a los suyos.

Siempre de buen humor, aunque en ocasiones como toda comerciante presionada por las circunstancias y las personas que se reunían en torno a la canasta a la espera de su turno para ser atendidos, Doña Joaquina siempre hizo gala de un buen carácter.

En su puesto no era raro ver el arribo de políticos de todos los sectores, así como de artistas y personalidades que eran atraídos por su sazón.



Eso sí, había que llegar temprano porque, aunque la venta iniciaba alrededor de las 9:00 horas, terminaba rápido, como consecuencia de la aceptación social que tenían sus tacos.

La partida de Doña Joaquina se traduce en la pérdida de un personaje urbano icónico de la ciudad de Puebla, solo comparable con Doña Mago, quien falleció a los 76 años, el 6 de octubre de 2017.

Margarita Alcalá Cruz, Doña Mago, "la voceadora", quien gozó de un reconocimiento como “jefa de información” de generaciones de periodistas locales, quienes iban a su puesto de periódicos y revistas para conocer la agenda del día y hacerse de los boletines oficiales.

Doña Joaquina, por su parte, evidentemente nutrió con sus tacos a generaciones de poblanos que hoy, de manera obligada, comenzarán a extrañarla y añorar su presencia.

Los tacos de El Pasaje continuarán porque se trata de un negocio familiar, que incluso cuenta con otras ubicaciones, pero la presencia de Doña Joaquina quedará en la memoria urbana y el anecdotario popular de la ciudad de Puebla.

Se le va a extrañar, sin duda.

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