En el Centro Histórico de la ciudad de Puebla hay casonas que están abandonadas y en un avanzado estado de deterioro, a punto de colapsar ante la indiferencia de sus propietarios.
Y con ello, se pone en riesgo el patrimonio histórico y cultural de los poblanos.
Pero en la historia hay casos de casonas e inmuebles que tras su rescate han recobrado su actividad y se han transformado en espacios públicos e incluso institucionales.
El caso más emblemático es Casa Aguayo, actual sede del Ejecutivo.
Casa Aguayo se ubica en la calle 14 Oriente número 1204, en la colonia El Alto, justo frente al mercado de comida típica.
Consta de un patio delimitado por dobles arcadas de piedra gris. Debe su nombre a su antiguo propietario Don Juan Martínez de Aguayo, quien la compró en 1644 y la utilizó para almacenar granos y también fue ocupada por cerdos.
En 1938, operó como cuartel y como bodega de una firma cervecera.
Después fue vecindad, en la que habitaban cerca de 40 familias de escasos recursos.
Parte de la casa era usada para la cría de cerdos, por lo que era conocida popularmente como “La Marranera”. En 1967, el gobierno estatal rescató el edificio y estableció allí sus oficinas centrales.
Ubicada en el Barrio del Artista, la Casa de Torno data del siglo XVII y a lo largo de la historia ha sido recuperada y restaurada en varias ocasiones.
En el año 2016 fue reconstruida después de casi cuatro años. A mediados de 2012 el gobierno de Rafael Moreno Valle la derribó para construir una de las estaciones del Teleférico, pero la obra fue suspendida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) al tratarse de un inmueble catalogado como histórico.
En el año 2022, fue rehabilitada por el gobierno estatal y destinada para albergar una exposición de juguetes tradicionales.
En agosto de 2022, la Casa de Albisúa fue restaurada para convertirse en un museo. Tiene más de 100 años de existencia, data del siglo XIX.
Se ubicaba en la calle 3 Oriente 209. Fue hogar de la familia Albisúa Fernández, a la que pertenecía la pintora Josefina “Pepita” Albisúa.
Casona de los Sapos, actualmente opera como hotel. Conserva en su arquitectura el estilo de la Puebla colonial.
Casa Barroca que hoy en día es un hotel y restaurante. Data del siglo XVIII, su fachada es de estilo neoclásico y sus arcos están hechos de piedras de cantera, de igual manera, posee una elegante decoración colonial contemporánea.
Otros rescates memorables, pero de mayor dimensión en la historia reciente de Puebla, son los de La Constancia Mexicana, que se convirtió en un recinto cultural y museístico.
Y el Ex Hospicio que se ubica en la avenida Reforma. En el año 2013, luego de varios años de abandono, iniciaron los trabajos de rehabilitación, la intervención fue supervisada por el INAH para no alterar la construcción.
Durante la administración del gobernador Miguel Barbosa se puso en marcha un nuevo rescate.
La Purificadora que se ubica a un costado de la iglesia de San Francisco. Fue una fábrica purificadora de agua del siglo XIX, remodelada por el reconocido arquitecto Ricardo Legorreta.
En la actualidad opera como hotel y restaurante.
Los lavaderos de Almoloya, fueron cerrados en junio de 2022, luego de que la administración estatal detectó que su estructura subterránea estaba deteriorada y representaba un riesgo potencial.
El área donde durante un tiempo estuvo bajo el resguardo de una empresa hotelera.
Tras su rehabilitación se planeó su reapertura a los visitantes con algunas restricciones.
Otro sitio que no se puede dejar de mencionar es el Museo Casa del Alfeñique, que resultó afectado tras el sismo del 19 de septiembre del año 2017. Previamente, en varias ocasiones fue objeto de intervenciones con el propósito de restaurarlo.
En 2017, el Instituto Nacional de Antropología e Historia asumió el compromiso de rescatar el Museo Casa de Alfeñique, que es considerado como el primer museo de la entidad. Y fue reabierto 14 meses después.
Asimismo, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) tiene bajo su custodia varias casonas y edificios históricos, entre ellos la Casa del Pueblo, ubicada en la calle Juan de Palafox y Mendoza, número 237 y que fue apertura en octubre del año 2016, para albergar posgrados de la Facultad de Filosofía y Letras.