Si lees la frase “la bebida de los dioses”, es muy probable que a tu mente llegue la imagen de un buen tarro de pulque, una bebida emblemática de la cultura mexicana.
Esta bebida se produce del proceso de fermentación del aguamiel que se obtiene de la penca del maguey, proceso de elaboración artesanal que ha sido transmitido de generación en generación.
En Puebla hubo distintos establecimientos que abrían sus puertas de par en par a los parroquianos, sin importar la hora, pues el pulque podría ingerirse en la mañana o en la noche de frío.
Ramón Escamilla, un usuario en redes sociales y miembros del grupo Puebla Antigua, compartió algunos de los establecimientos que imperaron en la ciudad debido a la cercanía con los estados de Hidalgo y Tlaxcala, considerados como máximos productores de maguey y sus derivados como pulque, hoja de mixiote, aguamiel, gusano de maguey y otros.
En su relato, subrayó que fue en los años 70 cuando proliferaron las pulquerías en la ciudad de Puebla, cuyos nombres surgieron del “ingenio popular” y que actualmente sólo están grabadas en algunas fotografías.
De las antiguas pulquerías que alegraron el cuerpo y el alma de los bebedores, principalmente hombres, fueron las siguientes:
-La Gloria
-El Infierno (estas 2 a corta distancia una de otra por el Barrio de San Antonio)
-El Baba Dry (este nombre parodiaba con un refresco que llegó de EE.UU. y se llamaba Canada Dry)
-La última estación (ubicada frente al Panteón Municipal y el campo de béisbol, ahí se iba a festejar el triunfo o la derrota de Pericos de Puebla)
-El Encanto (en el Barrio del Carmen)
-Los Curados de Raúl (en la 3 Sur entre 13 y 15 Poniente)
-El Encierro de la 48 (era la distribuidora de la Ciudad por un señor llamado Luis Flores)
-Quiero y Van 3 Más (este nombre hace alusión a un juego de barajas que se practicaba en las pulquerías y se llama Rentoy)
-La Bella Elena (ubicado en el Barrio de los Sapos, sobre la 5 Oriente y 4 Sur)
-La Morena (en la 14 Norte y Juan de Palafox y Mendoza del Barrio de La Luz)
-La Batalla del Riel (ubicada por las estaciones del ferrocarril)
-El Encierro (en la 19 Poniente y 21 Sur del Barrio de Santiago)
-Las Lolas (por la calle del tianguis Los Lavaderos)
-El Gran Salón (antes de llegar a la antigua terminal de los autobuses AU)
-La Mensajera (4 Oriente entre 8 Norte y Bulevar 5 de Mayo)
-Mi castigo eres tú (en el parque de la colonia La Libertad)
-La Adelita (una de las pulquerías más famosas que estuvo en la calle 5 Oriente y 4 Sur, pero hoy es un gran edificio, pues la casa se demolió junto con otras construcciones de la zona).
-La Sangre del Maguey
-La Mera Penca
-Las Glorias de Silveti
-La Gran Estocada
-La Ciudad de los Niños
-Los Grandes Vuelos
-La Última Estocada
-Las Chulas
-La Muñeca
-La Reyna Xóchitl
-El Néctar de los Dioses
-La Brilladora
-El Tente en Pie
-Los Compadres
-La Mancornadora
-La Atrevida
-La Iztaccíhuatl
-La Pelea de los perros
-La Preferida
La Pelea de los Gallos
-El Recreo.
Las mujeres que no entraban a las pulquerías también compraban esta bebida para desayunar con sus memelas o para preparar la comida, pues había guisos que llevaban esta preparación con carne de cerdo o guajolote.
Entre los comentarios de los usuarios se lee que la familia del señor Reyes Huerta en esa época llegó a tener 30 pulquerías en la ciudad de Puebla, donde igual entraba gente rica o pobre, obreros, campesinos, el trabajador de la clase media y uno que otro “catrín o roto”.
Dentro de la cultura popular también surgieron los dichos como: “El pulque es tan buen alimento que solo le falta un grado para ser carne”, “cuando se toma pulque y se acuestan dos, amanecen tres”, “el pulque es tan sabroso, bueno y nutritivo que nuestros antepasados los aztecas lo tomaban para conservar su raza pura”.
Como parte del ambiente de las pulquerías, era casi indispensable que afuera de estos comercios se encontrara siempre una señora con su brasero y comal vendiendo tacos de tripa, moronga, hígado y demás vísceras, con una salsa picosa que le daba entrada a otro pulquito.