En el plano de la arquitectura antigua y moderna, Puebla tiene una amplia riqueza que está al alcance de sus visitantes.
Pero sobre todo, su Centro Histórico, al ser considerado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), suele ser concurrido por los turistas que buscan apreciar los atributos que lo llevaron a obtener esa denominación.
La importancia del legado arquitectónico se conserva en un perímetro de casi 7 kilómetros cuadrados, con 2 mil 619 inmuebles registrados en 391 manzanas con un valor excepcional.
De ahí que si bien su arquitectura contemporánea, es decir la del siglo presente, cuente con elementos emblemáticos, la de pasado representa para los visitantes un atractivo peculiar, al visitar la entidad cuyo Centro Histórico tiene más de 35 años de haber obtenido la designación como Patrimonio Cultural.
La Catedral de Puebla
La Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, enclavada en el corazón del Centro Histórico, fue construida entre los años 1535 y 1690, inicialmente por el arquitecto Francisco Becerra.
Las torres del inmueble son consideradas las más altas de cualquier catedral latinoamericana y su atrio no apunta hacia el Zócalo, pues el edificio fue desplantado en forma lateral respecto a una plaza cívica.
En su interior destaca el Altar Mayor, diseño del arquitecto y escultor Manuel Tolsá que fue ejecutado entre 1797 y 1818 por José Manzo. Debajo se encuentran los restos de obispos poblanos.
También son de interés las 14 pinturas en forma de medallón con escenas del Viacrucis, atribuidas a Miguel Cabrera, repartidas alrededor de la nave, el coro y los órganos.
La fachada principal fue realizada en cantera gris procedente del cerro de Guadalupe. En su decoración sobresalen detalles en piedra de villerías, que es una especie de cantera.
En las portadas se aprecian esculturas con las imágenes de San Pedro y San Pablo, San José, Santiago el Mayor, Santa Rosa de Lima, San Miguel Arcángel, Santa Teresa de Ávila y San Gabriel Arcángel.
El interior es de gran belleza por los objetos artísticos que conserva en sus 14 capillas laterales y en el Altar Mayor, también llamado Altar de los Reyes.
Capilla del Rosario
La Capilla del Rosario se ubica en el Templo de Santo Domingo y es considerada una de las obras maestras del barroco novohispano en México.
Construida alrededor del año 1690, es apodada como la “Octava Maravilla del Mundo” o la "Casa de Oro".
En el crucero izquierdo de la nave del conjunto, presenta planta de cruz latina, aunque con los brazos muy cortos.
En su bóveda se pueden admirar representadas las tres virtudes teologales, enmarcadas por tupidos follajes; y en la cúpula se aprecia la Gracia, acompañada por los dones del Espíritu Santo y por un grupo de 16 santas dominicas.
Su construcción duró 40 años. La iglesia de Santo Domingo, donde se ubica, data de un siglo antes.
El Teatro Principal
El Teatro Principal de la ciudad de Puebla es el único del siglo XVIII en su tipo que se conserva en operación en el continente.
Abrió por primera vez sus puertas en el año de 1761, obra de Miguel de Santa María.
En el año 1902 el inmueble fue dañado por un incendio y cerrado temporalmente.
Fue remodelado y reinaugurado en 1940. Posteriormente, fue restaurado por el arquitecto poblano Miguel Pavón Rivero y reinaugurado el 17 de noviembre de 1960.
Museo José Luis Bello y González
El inmueble de estilo neoclásico se ubica entre la avenida 3 Poniente y la calle 3 Sur.
Tiene tres plantas en las que alberga una exhibición de poco más de 3 mil piezas de arte religioso, cuadros al óleo, talavera, muebles, tapices, esculturas e instrumentos musicales, entre otros artículos.
Se dice que las primeras obras fueron coleccionadas por el empresario José Luis Bello.