Este 16 de abril de 2023 la ciudad de Puebla está de fiesta porque celebra 492 años de haber sido fundada por religiosos españoles que, con ayuda de indígenas y de los ángeles, fue trazada de manera perfecta.
Era una zona despoblada, colindante de varios señoríos prehispánicos, conocida con el nombre de Cuetlaxcoapan o “Lugar donde las serpientes cambian de piel”, con una ubicación privilegiada rodeada de fértiles valles y abundantes brotes de agua dulce.
Los responsables de fundar una “Puebla de Españoles” en esta zona fue la Segunda Audiencia, representada por el oidor don Juan de Salmerón, con la autorización de la Reina Isabel de Portugal, además del primer obispo de la recién fundada Diócesis de Tlaxcala, el dominico fray Julián Garcés y el franciscano fray Toribio de Benavente “Motolinía”.
De acuerdo con datos publicados en el libro “4 Épocas, 85 lugares para conocer Puebla”, editado por el Ayuntamiento de Puebla en 2016, se señala que el trabajo para delinear y formar las calles fue dirigido por el fraile franciscano Toribio de Benavente.
Los indígenas le llamaban Motolinía, una palabra náhuatl que en español significa “mugroso”, y quien fue el responsable de oficiar la primera misa, por lo cual ese 16 de abril quedó marcada como la fecha de su fundación en el predio hoy conocido como 12 Norte y 16 Oriente, del barrio de El Alto.
Ahí, Motolinía hizo la bendición de dos cruces, la de los españoles, que se colocó en ese lugar y la de los indígenas, que vinieron a edificar la ciudad y quienes construyeron una pequeña ermita a espaldas del convento de San Francisco para colocarla donde hoy está la iglesia del señor Ecce homo, muy cerca del mercado de El Alto.
La misa fue en lo que hoy se conoce como la Capilla de Santa Elena, la cual se encuentra en la parte superior del Templo de la Santa Cruz, del barrio de El Alto.
Debido a la extensa cobertura geográfica y a la gran población que dependía de la parroquia de San José, el Obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz decidió fundar en 1693 una parroquia dedicada a la Santa Cruz, para administrar los sacramentos en esta zona de los barrios indígenas de la ciudad.
La fachada es una mezcla de estilos artísticos entre el barroco y el neoclásico. La balaustrada, las torres y el arco del atrio son de fabricación posterior. Muy cerca de Casa Aguayo -sede del gobierno del estado-.
Al interior, se encuentran dos pinturas con diferentes advocaciones marianas. En el lado del evangelio está la Virgen de Guadalupe rodeada con óvalos en los que se muestran las apariciones, pintada por Aurelio García en 1898.
En el lado de la epístola, se encuentra una pintura firmada por Luis Berrueco en 1747, representa a Nuestra Señora de la Luz, advocación traída a la Nueva España por los jesuitas que tuvo mucho culto.
En esta iglesia se conserva una reliquia importante, una astilla de la cruz original en la que la tradición señala que fue crucificado Cristo. A estos fragmentos se les denomina lignum crucis que significa “madera de la cruz” y era una de las reliquias más apreciadas en la Nueva España.
En tanto, la Capilla de Santa Elena es por la advocación de la Santa Cruz de los Españoles y ahí se conservan dos pinturas que probablemente provienen de otros espacios o contextos, ya que no son descritas por los autores o cronistas novohispanos.
En marzo de 1532, la reina Isabel de Portugal le da el título de “Ciudad de los Ángeles” a través de la Cédula Real, que en la parte de abajo se menciona que se le daba ese nombre a “la puebla” (por la acción de poblar) de Los Ángeles.
Fue a mediados del siglo XVII cuando Juan de Palafox y Mendoza la empezó a llamar: Puebla de los Ángeles y así recibió su nombre que poco después cambió de manera oficial a Puebla de Zaragoza y es cuatro veces heroica.