Recordar es volver a vivir, dice un popular dicho. A mucha gente le genera nostalgia y alegría mirar fotografías de antaño, mientras que a otras les revela una identidad que no conocían.
Las fotografías también son evidencia de cosas o lugares que antes existieron y que ahora solo queda en los recuerdos.
Lo anterior surgió a colación de una fotografía que el usuario Fernando Mario Salazar Aranda compartió en sus redes sociales y en la que se muestra que en el Paseo Bravo había un lago, donde las familias acudían a pasear y disfrutar de la aventura arriba de una lancha.
La imagen desató una ola de comentarios de poblanos que vivieron esa aventura, por allá de los años 70, donde la diversión no tenía costo, se tenía contacto con el medio ambiente, los niños estaban siempre activos y ejercitándose y la unión familiar era muy fuerte.
“Las lanchitas del Paseo Bravo” fue el mensaje que acompañó la fotografía en blanco y negro. En ella se puede apreciar a un par de niños en una lancha con remo en medio del agua.
La pequeña chalupa está muy cerca de una palmera que también está en medio del lago, mientras que en la orilla hay otras cuatro lanchas listas para ser ocupadas.
Al fondo de la imagen, de lado derecho, se observa una estructura que parece fueron los baños públicos, mientras que al lado izquierdo de la foto hay una fuente de sodas con sus ventanales y la publicidad de un refresco de cola en uno de sus muros.
Un trabajador y un cliente fueron captados afuera del establecimiento, al momento que retrataban a los niños paseando en lancha.
El usuario Fernando Mario agregó en su publicación que las lanchitas del Paseo Bravo, actualmente ubicado en la 11 Sur, entre Avenida Reforma y 11 Poniente, eran la delicia de todos los niños de Puebla por varias décadas del siglo XX.
Fue un lago artificial, como el de Chapultepec en la Ciudad de México, y la fuente de sodas se llamaba El Muelle y fue muy famosa, porque ahí se reunían las familias a disfrutar de un refresco o helado. También era el punto de reunión para los amigos y novios.
“En el año de 1987 hubo algunas reformas en este parque, realizadas por la fundación Mary Street Jenkins, y este lago desapareció”, añadió en su mensaje.
Tras la publicación, los usuarios compartieron parte de sus recuerdos, en los que se precisa que el encargado de esa fuente de sodas y de las lanchas se llamaba Benjamín Arenas.
Describieron que el mismo encargado fue quien hizo las lanchas y estas podían ser utilizadas sin costo alguno, tal vez por eso es que con el paso del tiempo lucían un tanto sucias y malgastadas.
El señor Arenas también fue la persona que hizo el tren en el que la gente paseaba alrededor del Paseo Bravo, pues señalaron que tenía su taller en lo que hoy se conoce como Bulevar Forjadores, en las inmediaciones de Cholula.
Las familias de esa época, además de pasear en lancha, también podían disfrutar de un museo y del zoológico que ahí estaban, donde cocodrilos, changuitos y el famoso león César, eran los más apreciados.
Por cierto, los poblanos recordaron que era un león viejo, que a más de uno de los espectadores los orinó por estar pegados a la jaula que lo resguardaba.
Para los más pequeños también había triciclos y los agentes de tránsito les enseñaban educación vial, las funciones del semáforo y reconocer las señalizaciones.
Debido a la ubicación de este parque, los alumnos de distintas escuelas de nivel primaria y secundaria gustaban de acudir a las lanchas a la salida de clases, tales como los escolares de la secundaria Flores Magón, así como de Leona Vicario, de la academia comercial Juventud.