Cuando se es de Puebla y se escucha hablar de Rusia, actualmente en conflicto con Ucrania, vienen también a la mente las papas fritas callejeras con salsa casera de la que pica y la que no pica, que le han dado sabor a la ciudad desde los setentas.
Los orígenes de José Miguel Ángel Mora López, mejor conocido como El Ruso, quedan lejos del país más grande del mundo, en la junta auxiliar de San Baltazar Campeche.
Mientras que el peculiar nombre que dio origen al apodo y al negocio familiar surgió de un sombrero parecido al de los rusos con el que en el Instituto Oriente identificaban al vendedor.
Según contó en entrevistas el comerciante fallecido en marzo de 2018 a los 68 años, todo empezó porque lo consideraban para jugar fútbol en las retas jesuitas y al no identificarlo por su nombre acabaron por anotarlo en los equipos como El Ruso.
Sus papas con salsa casera comenzaron a venderse en bicicleta, luego vinieron las camionetas e incluso espacios en inmuebles que quedaron al frente de sus tres hijos.
Llegaron a encargarse del sabor a las afueras de algunas de las principales escuelas, universidades y centros deportivos de la ciudad, aunque la pandemia implicó varios cierres.
Para los amantes de la nostalgia poblana también rentan sus servicios para fiestas y en época de graduaciones hasta cuentan con precios especiales.
Actualmente los herederos de El Ruso comercializan las papas en un espacio de la Plaza W, frente al Parque España I y a las afueras de la pista de hielo de La Noria.
Su menú incluye también la nieve de limón con y sin picante, cacahuates, chicharrones, churros, pepinos y jícama.
En las redes sociales de El Ruso, sin embargo, aclaran que la salsa secreta casera no se vende por separado, que ahí no puedes pedir unas papas locas y que tampoco tienen chamoy para la nieve.