Algo que distingue a Puebla son sus mercados, cada uno ellos tiene una historia, tradición y folclor. En esta ocasión, hablaremos de uno de los mercados más antiguos y olvidados de la capital poblana y que se encuentra ubicado precisamente en el centro histórico.

Así es, el Mercado Nicolás Bravo, mejor conocido como “El Parral”, fue fundado en 1962 y se caracteriza por vender comida tradicional y el típico pan de cemita.

Este mercado se encuentra a unas cuantas calles del Paseo Bravo y es uno de los mayores sitios de tradición.

De acuerdo con el ayuntamiento, su historia comienza a fines del siglo XVI cuando este paraje era conocido como la "Plazuela de la Oaxaquilla” por estar cerca de unas casas que poseían los frailes Dominicos de la Provincia de Oaxaca. Un siglo después se le nombra "El Parral de Ábrego" dada su cercanía con “El Mesón de Ábrego".

En esta zona estaba la antigua Plazuela de San Agustín, donde se tenía la costumbre de hacer tianguis los lunes; sin embargo, al ser ocupada por la Casa de Maternidad en 1878, el mercado se mudó a este lugar.

En noviembre de 1911, al embellecerse la Plazuela del Carmen, se pasó su antigua fuente al Parral, pero esta no duró mucho tiempo, ya que hacia 1931 se comenzó a construir el edificio del mercado, haciendo desaparecer la antigua plazuela.

De gusto neocolonial, el antiguo edificio del mercado se vio rebasado en pocos años, por lo que las autoridades municipales decidieron modernizarlo.

El 24 de julio de 1962 comenzó la demolición del viejo mercado para sustituirlo por un edificio más funcional, aunque de arquitectura sencilla y modernista.

Luego de ser inaugurado, se colocó un letrero en azulejos que decía “Mercado Nicolás Bravo”. 

Su ubicación céntrica lo convirtió en un sitio accesible y conveniente para los residentes y los turistas que desean probar la comida típica del estado. Esto debido a que este mercado se caracteriza por vender el tradicional pan de cemita, tortillas y mole poblano.

Durante varios años el Parral se quedó en el olvido, imágenes del deterioro de este mercado circularon en redes sociales, por lo que el presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez, puso en marcha la rehabilitación de este mercado.

Actualmente, el Mercado Nicolás Bravo sigue en funciones, donde trabajan hasta cuatro generaciones de familias, quienes todos los días están a la espera de turistas o locales para probar varios productos que son de primera mano.

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