Cada 10 de agosto, los fieles católicos acuden al Templo Conventual de San Joaquín y Santa Ana de las Religiosas Capuchinas para agradecerle al  “Santo Niño Cieguito”, por la salud y favores obtenidos.

Esta figura religiosa, cuya historia está rodeada de misterio y devoción, ha sido considerada por muchos como una de las más emblemáticas y milagrosas de Puebla.

La imagen original del Niño Cieguito se encuentra en una vitrina rodeada de juguetes, veladoras y cartas con las historias y los milagros, pues se le atribuyen muchos milagros, en especial la salud de los niños y aquellas que personas que sufren problemas visuales y hasta enfermadles terminales.

Aunque la imagen para muchos puede ser de gran asombro por tener lágrimas de sangre, su leyenda ha perdurado a lo largo de los años.

Foto: Agencia Es Imagen para El Universal Puebla
Foto: Agencia Es Imagen para El Universal Puebla


¿Cuál es la historia del Niño Cieguito de Puebla?

De acuerdo con el relato de Diego Rodarte, publicado en el portal El Color de la Fe -dedicado a la devoción de imágenes religiosas- esta imagen proviene del Convento de Nuestra Señora de la Merced, en Morelia, Michoacán.

La leyenda dice que el 10 de agosto de 1744 un sujeto entró al templo y se llevó objetos de valor y cuando vio que los ojos del niño Jesús eran dos esmeraldas, lo arrancó de los brazos de la Virgen y lo colocó en el costal junto con los objetos robados.

Sin embargo, para su asombro, el niño comenzó a llorar y desesperado por el continuo llanto, sacó un punzón y le  arrancó los ojos para extraer las esmeraldas. Sin embargo,  para su sorpresa, la imagen comenzó a derramar lágrimas de sangre y la abandonó en un agujero.

Después de que los padres del convento se dieran cuenta del robo, de inmediato dieron parte a las autoridades, quienes después de una larga investigación identificaron al ladrón y lo arrestaron.



En su declaración, el delincuente confesó el sacrilegio cometido y del milagro del que fue testigo.

El Padre Superior de los Mercedarios, Fray José Miguel Durán de la Huerta, fue quien tomó la decisión de enviar la imagen al Convento de las Capuchinas en Puebla para que fuera restaurado y resguardado.

Sor María Manuela Josefa fue la responsable de recibir la imagen. Tras reparar los daños que sufrió, las religiosas tomaron la decisión de no colocarle los ojos para respetar el milagro del llanto de sangre y se le dio el nombre de El Santo Niño Cieguito.

Es por eso que cada 10 de agosto, decenas de fieles acuden a este lugar para celebrar la fiesta del Niño Cieguito, en el aniversario de aquel fatídico día en que fue profanado, y para alegrarlo le llevan ofrendas como juguetes, flores y música.

El templo de San Joaquín y Santa Ana está ubicado en la calle 16 de septiembre 904, Centro Histórico y de acuerdo con sus redes sociales, con motivo de su celebración habrá misas hasta las 18:00 horas.

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