El edificio Vacas ha sido una obra que siempre ha llamado la atención de los poblanos a su paso por la calle 2 Poniente y 9 Norte, pero también el edificio San Ramón despierta nostalgia, principalmente en los adultos y personas de la tercera edad.

El edificio San Ramón se ubica enfrente del Vacas. Tiene su entrada sobre la 9 Norte y también se construyó en la década de los 40 y 50, convirtiéndose en los primeros y más altos inmuebles en la Angelópolis.

Para los habitantes fue y es una de las obras más sorprendentes y bien hechas que con el paso del tiempo han demostrado su resistencia, sobre todo ante los sismos que han sacudido a la ciudad.

De acuerdo con usuarios en la página Puebla de Antaño, donde les gusta publicar imágenes de la Puebla de ayer, el edificio San Ramón también fue propiedad del señor Emilio Ramón Vacas, de origen español.

De ahí la similitud del estilo entre ambas construcciones, muy Art Déco. Los peatones y automovilistas pueden notar sus líneas rectas a lo largo de su fachada, presión geométrica y ventanas que permiten la entrada de la luz natural a sus amplios departamentos.

En la entrada tiene el año 1952, a la izquierda está una veterinaria que hasta la fecha sigue dando servicio. El edificio cuenta con un elevador que desde un inicio generó temor entre sus usuarios porque se cerraba con reja y hacía mucho ruido tanto para subir como para bajar. Igual tenía un incinerador de basura, muy adelantado a su tiempo.



Algunos usuarios en redes sociales comentan que llegaron a vivir en el edificio San Ramón y en la esquina estaba el Banco de Oriente, del cual recuerdan que fue víctima de un asalto muy peculiar.

Algunos recuerdan que en una ocasión llegaron en una ambulancia de la Cruz Roja unos asaltantes vestidos de doctores y asaltaron dicho banco y se fueron con un buen botín sin que hubiera detenidos.

También hay quienes recuerdan que a un lado, sobre la 9 Norte, estuvo por muchos años el Bar Candilejas.

Por allá de 1998, los hijos de Don Emilio Ramón Vacas, a la muerte de su papá, dejaron en el abandono el edificio. Incluso mencionan que hasta dejaron de cobrar la renta y tiempo después lo cerraron. Durante 10 años se mantuvo en el abandono hasta que antes de 2012 lo rehabilitaron, remodelaron y volvieron a ocupar.

También recuerdan su piso de mármol donde se podían patinar los niños y la enorme azotea donde en 1966 los socios del Club Exorbe, que eran aproximadamente 40, hicieron una fiesta, algo que para la época era impensable, pero al mismo tiempo no medían los riesgos.

Justo en la azotea se podía encontrar una covacha donde estaba un vigilante de edad avanzada que decía que el edificio San Ramón contaba con amortiguadores y eso hacía que soportara los sismos, una versión que nadie ha desmentido, pero se hace creíble porque a pesar del tiempo tanto el edificio Vacas como el San Ramón persisten con el tiempo.

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