La capital de Puebla es conocida por ser el escenario de una de las batallas más relevantes de la historia de México: la Batalla del 5 de Mayo de 1862, en la que un improvisado ejército mexicano, comandado por el general Ignacio Zaragoza, derrotó a la armada francesa.
Si eres poblano y naciste después de los 80 seguro recuerdas a la estatua en honor a este general, aquel inmenso monumento blanco y dorado que se ubica muy cerca de la cima de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
Adornada con cinco cañones, cubre el mausoleo donde descansan los restos del general. Sin embargo, esto no era parte de los planes originales del creador de la obra.
La estatua que se ubica en la punta más alta, es obra del escultor Jesús F. Contreras y se realizó en bronce fundido durante la administración del gobernador General Mucio P. Martínez. Se inauguró el 5 de mayo de 1897 y se colocó en la 22 Oriente y la 10 Norte.
Remodelación y reubicación de la estatua
En 1960, debido a que se acercaba el centenario de la Batalla de Puebla, la estatua fue trasladada a la unidad cívica 5 de Mayo.
Para 1976, se remodeló el lugar y se construyó el mausoleo que conocemos actualmente en el que se encuentran los restos mortales de Zaragoza.
Se colocaron cinco cañones en los que se inscribieron los nombres de los generales que acompañaron al general Zaragoza en la defensa de Puebla: Felipe Berriozabal, Porfirio Díaz, Antonio Álvarez, Ignacio Mejía y Joaquín Colombres.
Además, en los demás cañones se mencionaron a los jefes serranos de Puebla que apoyaron al ejército mexicano: Juan Crisóstomo Bonilla, Juan Francisco Lucas y Juan N. Méndez.
Estas son las imágenes que se incluyeron en la publicación sobre el antes y después de la estatua de Ignacio Zaragoza.