El Pasaje del Ayuntamiento, que comunica la calle 2 Oriente con la plancha del Zócalo de la ciudad de Puebla, por sí solo es un lugar con una historia apasionante llena de secretos.
Por ejemplo, poca gente sabe que en los primeros años de la historia de Puebla este pasillo servía para acceder a la alhóndiga, donde se realizaba una parte importante del comercio.
Asimismo, por ese pasadizo que divide al Palacio Municipal del Portal Hidalgo, transitaron los emperadores Carlota y Maximiliano de Habsburgo, así como el presidente Porfirio Díaz.
Este sitio es una joya de ingeniería poblana de corte eminentemente francés, pues en la entrada luce un vitral en colores azul y verde, grabado en él un escudo de armas colocado en 1901.
Sus cristales son vidrios biselados franceses que importaba Claudio Pellandini, un empresario originario de Suiza, quien se estableció en México y que tuvo a su cargo la decoración de varias iglesias y recintos culturales de Puebla, como el Museo José Luis Bello y González.
Durante un tiempo, el Pasaje del Ayuntamiento fue una capilla en la que los regidores acudían a misa antes de entrar al Palacio.
También operó como un centro de comercio en el que se vendían, entre otros, trigo, harina, maíz, cebada y semillas.
De acuerdo con registros históricos, en el año 1835 era el callejón de la cárcel, hasta que la prisión se convirtió en lo que hoy es el Teatro de la Ciudad y el callejón en la entrada de los actores.
Del lado de la calle 2 Oriente había una casa que fue derrumbada y solo quedan los balcones.
Incluso pocos saben que en el pasaje opera un Hotel Alhóndiga que albergó uno de los bailes del virreinato más concurrido por el cumpleaños de la emperatriz Carlota.
Las bancas del Pasaje del Ayuntamiento durante mucho tiempo fueron lugar de encuentro de muchos poblanos y poblanas.
El pasaje de Puebla por el que transitan a diario miles de personas está lleno de historia y recuerdos.
Uno de tantos atractivos que hay en el corazón de Puebla, que junto con el Teatro de la Ciudad aparecen a la vista de todos, pero pasan con regularidad inadvertidos.
