Ahora que en el Centro Histórico de Puebla se realizan obras para peatonalizar algunas calles, vale la pena que te tomes tu tiempo y admires sus fachadas, balcones e inmuebles con gran historia.
Uno de estos inmuebles es la casona ubicada en la calle 3 Poniente y 5 Sur, en el número 512, frente al templo de San Agustín, donde pocas personas saben que este sitio se conoce como la Casa de las Cabecitas.
Así se le llama porque en la fachada, a cada lado del marco de la entrada principal o dintel, están empotrados dos medallones con pequeñas cabezas humanas.
De acuerdo con el libro “Las Calles de Puebla”, del doctor Hugo Leicht, dichas cabecitas corresponden a los rostros de los dioses griegos Zeus y Hera.
De acuerdo con la mitología griega, Zeus es el dios del cielo y del trueno, el más importante de los dioses del Olimpo. Se le considera padre de dioses y hombres, quien triunfó sobre los Titanes y demás fuerzas primitivas.
En tanto, Hera fue la gran diosa protectora de las doncellas, el matrimonio, la maternidad y la viudez.
No se conoce el motivo por el cual los constructores de esta casa dedicaron el inmueble a la mítica pareja, lo cierto es que la casa se construyó en el siglo XVI.
Al ingresar, se puede conocer el gran patio central con arcadas, así como las escaleras que conducen a la línea de las habitaciones, mismas que se encuentran en el segundo piso con pasillos alrededor del patio.
Antes, la parte baja de las casonas se empleaba para el comercio y la parte alta para los dormitorios de sus propietarios y un ala de la casa estaba destinada para la servidumbre.
La Casa de las Cabecitas fue ocupada por Alonso Galeote, un capitán español que participó en la Conquista, junto con Juan de Grijalva y ambos tomaron los territorios de las provincias de Pánuco y Tuxtepec.
En 1531, migró a la naciente ciudad de Puebla, de ahí que es considerado uno de los fundadores y primeros pobladores de dicho lugar.
La casa también muestra que contaba con espacio para los caballos y carruajes, toda vez que el zaguán tiene los rodapiés al calce.
Después de Galeote, la Casa de las Cabecitas fue ocupada por una cofradía religiosa, durante dos siglos, pero con las Leyes de Reforma decidieron venderla con tal de que no fuera expropiada por el gobierno, así que el nuevo dueño fue el señor Manuel García Lara.
Con el paso del tiempo, los propietarios la han restaurado y dado su respectivo mantenimiento, de manera que el patio central fue techado respetando la estructura original, pero la fachada sigue conservando su originalidad, considerada del estilo plateresco sobrio, de acuerdo con Manuel Toussaint.
A muchos les sorprende que con el paso del tiempo, la casona del siglo XVI persista y ni los fenómenos naturales la han perjudicado. Sí ha habido algunos cambios en el espacio, que no comprometen a la estructura, ya que se rentan locales a oficinistas.
Cuando recorras el Centro Histórico de Puebla no pierdas la oportunidad de conocer la Casa de las Cabecitas, ya que está abierto su zaguán en un horario comercial por los despachos administrativos y de abogados que ahí laboran.