Puebla tiene la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), debido a la riqueza arquitectónica, monumentos y legado histórico.
Uno de esos monumentos fue un arco que sirvió como referencia para ubicar la entrada al panteón de San Antonio, uno de los barrios emblemáticos de la ciudad de Puebla.
En la esquina de la calle 5 de Mayo y 24 Oriente, en el Centro Histórico de Puebla, permaneció esta obra que surgió por allá del año 1894.
En la placa que se ubica en la esquina de las calles arriba mencionadas, se puede leer que en ese año la antigua huerta del conjunto conventual de San Antonio se convirtió en panteón, mismo que así funcionó hasta 1880.
La portada era un arco estilo neoclásico que fue diseñado por el arquitecto y escultor poblano José Manzano.
Poseía una escultura de Jesucristo resucitado, sentado sobre el sepulcro y con la cruz en su regazo, figura que con el paso del tiempo desapareció y solo quedó el remate desierto.
A propósito del remate, este tenía inscrito un texto en latín del poeta Horacio: “pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres”, que significa: “La pálida muerte hiere con pie igual las chozas de los pobres y los palacios de los reyes”.
Su base era circular y contaba con escalones, donde algunos transeúntes se sentaban para descansar por algunos minutos y fumarse un cigarrillo.
Conforme a lo escrito en el libro “Las calles de Puebla” de Hugo Leicht, por allá de 1880, después de las Leyes de Reforma, se prohíbe la inhumación en templos y panteones, el cementerio de San Antonio y otros más fueron clausurados de la Ciudad, ante la apertura del Panteón Municipal.
Para 1931 se tiene registro del asentamiento de vecinos de la colonia de nombre Modelo, la cual fue fundada por trabajadores eventuales en fábricas textiles y del sector de la construcción.
Entonces eran 14 familias que tenían acceso a su colonia por la antigua portada del panteón, es decir, por el arco de San Antonio.
El crecimiento de la ciudad aún no llegaba a esa zona, por lo cual la calle 5 de Mayo y 24 Oriente era considerada por las autoridades municipales como las orillas de Angelópolis y por ende ahí trasladaron la zona roja.
Entre los años 50, ahí se encontraban las mujeres que servían de compañía a los hombres, incluso les llegaron a llamar tostoneras porque los hombres les pagaba 50 centavos, es decir, un tostón o la mitad de un peso, a cambio de sus servicios.
Al sur, la zona roja, también llegaban los padrotes. Los padrotes son esos hombres que viven de negociar y explotar a las sexoservidoras. Se le dice padrote, en alusión al concepto de padre, pero con el cual se expresa su poder sobre las prostitutas frente a los clientes.
Los padrotes que llegaban a San Antonio acostumbraban sentarse en la base del Arco y poco a poco fueron apropiándose del monumento como su territorio.
Los vecinos sabían que ya no se podían sentar como cualquier habitante, ya que el Arco de San Antonio pasaba a ser ahora el Arco del Padrote.
Para 1963, en la administración municipal de Eduardo Cue Merlo, con el objetivo de ampliar la calle ante el enturbiamiento del río San Francisco, se ordenó el derribo de este arco.
Algunos colonos propusieron que se diseñara una rotonda, pero la mayoría apoyó la decisión de derribarlo.
Como parte de la historia del barrio de San Antonio, los colonos y familias de antaño, año con año, pintan sobre la banqueta hecha de adoquín la silueta del arco, como referencia para los transeúntes de que ahí estuvo el Arco del Padrote.
Si tú circulas por la calle, en esta zona podrás fijar la mirada al arroyo vehicular y observar las líneas que dan forma, de manera muy sencilla, lo que fue un monumento de estilo neoclásico.