Durante el gobierno del presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, se ordenó la construcción de cinco hospitales tipo granja y Puebla fue una de las entidades del país elegidas para este proyecto.
La construcción comenzó en la antigua Hacienda El Batán, que de acuerdo con los lugareños, significa “nido de víboras” debido a la fauna de la zona de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán.
De manera oficial, el hospital psiquiátrico recibió el nombre de “Doctor Rafael Serrano”, quien fue un reconocido médico psiquiatra originario de Puebla.
En abril de 1967 inició el reclutamiento de personal y a partir del 6 de julio del mismo año recibió a sus primeros 150 pacientes, mismos que provenían del Manicomio General La Castañeda.
El 1 de diciembre de 1967 fue inaugurado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz y el General Rafael Moreno Valle, quien en ese entonces era secretario de Salubridad y Asistencia.
Desde entonces, el hospital cuenta con 425 camas para hospitalizar a pacientes con fase aguda crónica o con sintomatología que imposibilite su permanencia en sociedad.
Se dan consultas a pacientes con depresión, esquizofrenia y trastornos de personalidad. También ofrece servicios de clínica de paidopsiquiatría, así como consultas externas de terapia de lenguaje, de juego, estimulación temprana, neuropsiquiatría y terapia para adolescentes.
A lo largo de sus 56 años de existencia se han escuchado verdaderas historias de terror sobre el tratamiento que reciben los pacientes internados, pero lo cierto es que tampoco son leyendas, ya que algunas fueron registradas por la organización Documenta AC.
La organización logró obtener información sobre las condiciones en las que están las personas albergadas en 46 hospitales psiquiátricos del país. En el caso de El Batán documentó que, además del desabasto de medicamentos, hubo el testimonio de personas que aseguraron haber sufrido tortura.
Uno de ellos es el relato de Felipe Orozco, paciente con esquizofrenia, quien era atendido en la Ciudad de México, pero al venir a vivir a Puebla tuvo que recurrir a los servicios del psiquiátrico.
El paciente, quien también es médico de profesión, narró que durante el tiempo que permaneció en el hospital pudo atestiguar el maltrato que el personal daba a los pacientes, pues llegaban a encadenar a los enfermos, amarrarlos, dejarlos sin comida, gritarles o en otros casos, ignorarlos.
Los especialistas, dijo, los dejaban por mucho tiempo en la sala de espera para la consulta y al final de la jornada no les atendían, no había agua para que pudieran asearse, las instalaciones eran inadecuadas con goteras en los techos, además de que había pisos en mal estado, baños sucios y presencia de cucarachas.
También detectaron que había omisión al no dar aviso al Ministerio Público en caso de internamientos involuntarios, falta de protección a la salud, insuficiencia de personal de seguridad e inexistencia de reglamentos y manuales.
De acuerdo con la Sección 82 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSS), en la ciudad de Puebla se atiende a 200 personas con algún padecimiento mental que fueron abandonadas por sus familiares y al menos cinco de ellos permanecen desde que se inauguró el psiquiátrico.
La mayoría son mujeres que presentan graves problemas de depresión y son atendidas por 350 trabajadores que laboran todos los días en el hospital.
En 2021, el entonces gobernador Miguel Barbosa Huerta ordenó a las secretarías de Infraestructura y de Salud la rehabilitación del nosocomio “para que cumplan con una noble labor de cuidado de pacientes psiquiátricos que, en algunos casos, han sido abandonados por familiares”.
Hasta ahora han sido reconstruidos tres edificios, dos para la permanencia digna de los pacientes y uno para rehabilitación, donde además se impartirán cursos y fomentarán actividades como terapias.
Las acciones consistieron en la demolición de dos edificios denominados villas, el edificio de rehabilitación y el de residencias médicas, éste último catalogado como peligroso debido al daño estructural que presentaba por sismos ocurridos en años anteriores.