El Fraccionamiento Jardines de San Manuel se ubica al sur del municipio. Abarca desde la calle Río Lerma hasta la 24 Sur o Río Papagayo, y de la Avenida San Claudio hasta el Bulevar Ignacio Zaragoza.

Se creó hace 70 años y fue considerada una colonia muy pujante que entonces concentraba el 10 por ciento de la población del municipio, donde las familias disfrutaban de sus amplios parques y extensos terrenos.

Ahora es habitada por personas adultas mayores, personas jubiladas o pensionadas que viven solas; y por estudiantes de otras ciudades o estados, por su cercanía con Ciudad Universitaria.

El doctor Alfredo Álvarez Grayeb, secretario de la Mesa Directiva de la colonia, en entrevista con comentó que la inseguridad existe en todos lados, pero desde hace 10 años en San Manuel comenzó a incrementarse.

A su decir, este problema creció a la par que aumentaron las Facultades en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); llegaron más estudiantes y los vecinos acondicionaron sus viviendas como casas de huéspedes y, con ello, problemas desde ambulantaje hasta delincuencia.

Los delitos que más se registran en San Manuel son robo a transeúnte, principalmente a los estudiantes, a quienes les quitan celulares, relojes, mochilas, carteras y laptop.

El segundo delito es el robo de autopartes, seguido por el robo a casa-habitación, ya que los amantes de lo ajeno han estudiado la zona y conocen que muchos adultos mayores viven solos.

Añadió que en una semana se registran hasta cinco robos a casa-habitación, y se incrementa en fin de año, porque las familias salen de vacaciones o porque reciben un poco más de dinero.

“Tengo conocimiento que ya salió el helicóptero a patrullar, pero yo no lo he visto para nada, ya va a ver a lo mejor dura unos 15 días y vuelve a pasar lo mismo, lo que necesitamos es una vigilancia más constante”, dijo.

En esto coincide Óscar Ramos, vecino y propietario de una tienda de abarrotes en las inmediaciones del Colegio Oriente, quien dijo que en los últimos ocho años ha sido víctima de robo a mano armada, por lo que tuvo que poner barrotes de protección en su negocio.

“La colonia se ha vuelto muy insegura, se da robo a negocio, robo a casa-habitación, robo a transeúntes; si uno deja el coche afuera, al otro día ya no encuentran las refacciones, los espejos, los tapones de los rines”, dijo.

Relató que a uno de sus vecinos, los delincuentes entraron a su casa para robar objetos de valor e intentaron ahogarlo con una almohada, pero justo en ese momento llegó un familiar y huyeron.

La ola de violencia es lo mismo entre semana que fin de semana, tanto de día como de noche, y aunque pasan las patrullas de la policía municipal, los colonos de San Manuel no han registrado ningún cambio.

Lo mismo relató Silvia Díaz, propietaria de una estética infantil, quien ha sido testigo de atracos en contra de vecinos. Con el apoyo de sus clientes opta por medidas de prevención para evitar ser víctima de robo.

“Todos los vecinos de la calle tenemos un silbato con el que nos avisamos si pasa algo, y estamos en un grupo de WhatsApp para alertarnos de autos sospechosos o si escuchamos alarmas, y para llamarle a la policía”, dijo.

Tiene tres años con el local y espera seguir así, pues comentó que en la esquina de la 18 Sur y Avenida San Claudio había una papelería muy grande que cerró por la delincuencia.

Durante un recorrido por la colonia se pudo observar que comercios y viviendas cuentan con cámaras de vigilancia, cercas electrificadas, mallas con cuchillas, lonas del programa Vecino Vigilante, o lonas de advertencia para los delincuentes.

En los cruceros no hay cámaras de vigilancia del C5, ni en las avenidas principales de la colonia, donde se encuentran la mayor parte de los comercios, ya que en el resto de las calles solo hay casas-habitación que lucen desoladas.

La actividad en la colonia se acaba a partir de las 18:00 horas, los comercios bajan las cortinas, los vecinos ya no salen y los autos los guardan en sus cocheras.

Gerardo Fernández, encargado de la Seguridad en la colonia San Manuel, explicó que son ocho elementos de vigilancia, cuatro por turno de 12 horas, equipados con motocicletas y radios para la comunicación.

Pertenecen a una asociación de vigilantes, por lo que aseguró que no cuentan con un salario fijo, solo perciben la cooperación de 30 pesos a la semana que entregan algunos vecinos.

También atienden llamados de auxilio de conflictos entre vecinos porque no recogen las heces de los perros que pasean en las calles, casos de violencia doméstica, o que tapan el paso de las cocheras, o cuando los vecinos tienen la música a todo volumen, entre otros casos.

Para solicitar el apoyo de los uniformados, los vecinos deben llamar al número telefónico 22 22 50 93 97, o acudir a la caseta de vigilancia que se localiza en calle Río Cazones número 5517-4.

Los vigilantes llegan al lugar de los hechos y en caso de ser necesario piden el apoyo de los elementos de la policía municipal o estatal.

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