El Paseo Bravo actualmente es uno de los principales puntos de reunión de los poblanos. Desde su creación ha sido parte de la historia de nuestra ciudad.
Conocido como la Alameda o Paseo Nuevo, según diversos historiadores, este lugar icónico en sus inicios fue un cementerio, luego una horca, plaza de toros y por último un zoológico.
Actualmente, lleva el nombre del guerrillero Miguel Bravo, uno de los héroes de la Independencia Mexicana, que fue fusilado en donde hoy es la 11 poniente y 11 sur.
En 1940, se instaló una pista de patinaje, luego un zoológico, teniendo como atracción principal al famoso león César, pero ya con el paso del tiempo a inicios del siglo XX, el Paseo Bravo se convirtió en el espacio público que actualmente conocemos.
Para rendirle un tributo a este sitio emblemático de la ciudad de Puebla, te compartimos cinco cosas que puedes hacer al visitarlo:
En el aniversario y centenario de la consumación de la Independencia, la comunidad Española de Puebla regaló esta fuente en honor a Toribio de Benavente, fundador de la ciudad de Puebla.
Toribio de Benavente era misionero franciscano que se dedicó a evangelizar a los indígenas de aquel entonces, él mismo adoptó un nombre que ellos pudieran pronunciar: Motolinia, que significa en español “pobre” o “afligido”.
La fuente cuenta la historia del misionero, tiene cuatro columnas en las que se pueden ver arcángeles tallados y dos franciscanos que sostienen un pergamino mientras diversos indígenas cargan una cruz.
A finales del siglo XIX el Paseo Bravo vivió una de sus primeras remodelaciones, en las que se colocaron los primeros bancos de hierro y se construyó un kiosco justo a la mitad del parque. En la actualidad, algunos grupos locales y nacionales han realizado conciertos y eventos en este lugar.
El Gallito es una pieza icónica del Paseo Bravo. En 1921 fue regalado por la colonia francesa, con motivo del centenario de la consumación de la Independencia de México. Recibe su nombre porque es un reloj estilo art nouveau con la estatua de un gallo en su parte superior.
Actualmente, es el punto de reunión más conocido por los habitantes de la ciudad, tanto para emprendedores como protestantes.
El Paseo Bravo, también es conocido por vender tacos de "muerte lenta”, ya que tres taquitos te salen en 10 ó 15 pesos. Hay de todo: al pastor, longaniza, asada o de carnitas. Esta comida callejera cuenta con varias historias, pero la más popular es que quienes los comen se enferman, por eso son llamados así.
Conocida como “La Casa Embrujada de la 13 sur”, este edificio antiguo funcionó como baños de vapor hasta su cierre. El paso del tiempo y el abandono de esta casa, ha generado varias leyendas de terror.