El Paseo Bravo es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad y el punto de reunión más popular de los poblanos, pero ¿sabías que también fue plaza de toros, cementerio y zoológico?
El zoológico municipal y el parque infantil fueron inaugurados el 5 de febrero de 1943 durante la presidencia municipal de Juan Manuel Treviño, según consta en la placa ubicada en la zona de sanitarios del edificio levantado en el Paseo Bravo.
Pues en aquel entonces visitar el Paseo Bravo era una de las actividades más comunes de los poblanos. Desde muy temprano, cientos de familias acudían a este zoológico para disfrutar de sus juegos y una de sus mayores atracciones, el famoso león César. Incluso se dice que en aquel entonces este sito estaba habitado por distintas especies, como osos, changos, conejos, entre otros.
La página Puebla Antigua, dedicada a documentar datos históricos de la ciudad, narra que el atractivo principal en el zoológico del Paseo Bravo fue un león africano, que durante una madrugada de marzo en 1963 fue asesinado por un trío de jóvenes que le dieron tres disparos.
Un año después de ese incidente llegó César, otro león que fue donado por el coronel José García Valseca. Pero lamentablemente el felino no tuvo una vida muy dichosa, puesto que su jaula era muy reducida. Después, otro león fue adquirido, pero su estancia fue corta porque en 1972 el zoológico comenzó a desaparecer.
El fin del zoológico llegó a causa de la poca atención por parte del gobierno, ya que los animales se encontraban en mal estado, por lo que fueron donados al capitán Carlos Camacho Espíritu, quien comenzaba con un proyecto conocido como Africam Safari.
Tiempo después, el Paseo Bravo comenzó a tomar el aspecto que conocemos actualmente, convirtiéndose en uno de los sitios más importantes de la historia de Puebla.