Corría el año de 1984 cuando la ciudad de Puebla era administrada por el presidente municipal Jorge Murad Macluf, un político emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya visión era esparcir la densidad comercial que cargaba todos los días el Centro Histórico.
En esa visión de reordenar la ciudad contempló la construcción de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU), pero también una Central de Abasto en la zona norte de la capital del estado.
Incluso cuando no fue fácil en un inicio, con la oposición y manifestaciones de comerciantes y vendedores ambulantes, próximamente se cumplirán cuatro décadas de vida de la Central de Abasto de Puebla.
En una zona de cerca de 110 hectáreas, antes del amanecer, miles de productores, introductores y comerciantes, llegan todos los días con sus camiones cargados de todo tipo de mercancía, como frutas, verduras, flores, abarrotes, granos y semillas, entre otros.
Los alimentos y productos llegan de diferentes estados de la República, principalmente de la zona norte, sur y sureste, para abastecer las 376 bodegas en régimen de propiedad que hay en este punto comercial.
La principal actividad que se desarrolla en este centro de comercio es minorista, donde se estima operan cerca de 10 mil establecimientos comerciales e industriales.
Se estima que al año circulan 8 mil 700 millones de pesos de ingresos, de los cuales 450 mil corresponden a ingresos generados por los hogares.
Los clientes, al mayoreo o menudeo, reconocen a la central por la división de sus naves, pues en algunas solo se localiza la carne, en otra área las flores, en unas más las frutas y más al fondo un tianguis de ropa.
Todo con el bullicio que generan los cargadores, diableros, conductores, vendedores de antojitos, comidas, aguas frescas, viene-viene y muchos otros personajes propios de la vendimia.
Al mismo tiempo, en este sitio se encuentran firmas reconocidas por los poblanos como Proveedora de Abarrotes Rivera, que junto a otras dos organizaciones emplean unas 871 personas, equivalente al 86 por ciento del total de los empleos en la colonia.
De acuerdo con José Israel García Pineda, administrador de la Central de Abasto de Puebla, la meta es lograr, de manera conjunta con las autoridades municipales, el centro de carga y distribución más importante de América Latina e igual a la de Bogotá, Colombia.
Para este propósito, en junio recién pasado, el presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez, hizo la entrega de la cancha deportiva para la Central de Abasto.
Así como la rehabilitaron 517 metros cuadrados, 2 mil 488 metros cuadrados de áreas verdes, 581 metros cuadrados de adoquinamiento, mejoramiento de banquetas, pasillos y área de convivencia.
Pero a decir de quienes todos los días llegan a trabajar o a realizar sus compras en la central, lo que falta son cajones de estacionamiento, reordenamiento de los vendedores ambulantes de organizaciones como la 28 de Octubre que buscan apropiarse de espacios.
A menos de la mitad de un siglo, la Central de Abasto de Puebla sigue siendo un polo de desarrollo y comercialización más importante de la capital y de municipios circunvecinos del estado de Puebla.