Las Leyes de Reforma y las modificaciones que en Puebla dieron origen a las juntas auxiliares dejaron a la deriva de la protección del Estado un exconvento del Siglo XVI en San Francisco Totimehuacán, que ahora vecinos buscan proteger e impulsar como atractivo turístico.
Por lo pronto, este fin de semana se inició con la reposición de 76 metros de una malla ciclónica para evitar el vandalismo, en la agenda sigue una barda y obtener recursos tanto para su reconstrucción como para habilitarlo como un espacio cultural.
Aspecto del exconvento de San Francisco Totimehuacán, Puebla | Foto: Elda Lastra / INAH
El inmueble de 1528 perteneció a la orden de los Franciscanos quienes, previendo los efectos de las Leyes de Reforma lo vendieron a un particular después de 1854 y en la Revolución grupos armados lo ocuparon como cuartel y dejaron incluso pintas históricas.
Ya en el Siglo XX, en 1942 se inició con un decreto expropiatorio que lo convertiría en un bien del entonces ayuntamiento de San Francisco Totimehuacán, pero cuando en 1963 la demarcación se convirtió en junta auxiliar capitalina, quedó de nuevo olvidado.
De acuerdo con José Rosendo Muñoz Chetla, presidente de la Asociación Tepalayotl, un artículo transitorio de ese proceso le daría responsabilidad a la comuna de Puebla y buscan que el alcalde Eduardo Rivera Pérez retome el proyecto.
La asociación que el activista encabeza, junto con la Fundación Chiquihuite, han buscado recuperar el exconvento con miras a convertirlo en un espacio cultural, un atractivo de la zona e incluso en la sede de un museo comunitario.
En el intento batallaron en 2016 con Coppel para que no instalara una sucursal cercana cuya construcción puso en riesgo el patrimonio, han visto los deterioros con los sismos y ahora además han padecido el vandalismo que puso como urgencia la malla.
"Está propenso a que vayan y continúen saqueando el convento y pues teníamos ahí unas piezas, resguardadas, algunos muebles, libros que han sido saqueados por los vándalos", comentó Muñoz Chetla en entrevista.
Entre las mayores pérdidas por estas invasiones están libros que particulares y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) les habían donado para que Totimehuacán tuviera ahí su biblioteca comunitaria.
La malla les implicó una inversión de entre 80 y 90 mil pesos, sin embargo, sumaron donaciones de vecinos y autoridades auxiliares que pusieron desde la mano de obra, hasta cantidades importantes de otros materiales necesarios.
"Hay quien aporta una tonelada de grava, otros el cemento, afortunadamente la nueva autoridad de la junta auxiliar también se comprometió a apoyarnos, vienen con mucho deseo de apoyar", agregó Muñoz Chetla.
Para el proyecto de reconstrucción del exconvento, los activistas también se han acercado con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quien les ha planteado la dificultad de acceder a recursos por el estado legal del inmueble, pero que apoya con permisos.
Entre el potencial que le destacan al inmueble frente a otros sitios como el de Tecali de Herrera, es que aún se encuentran en pie habitaciones completas y acabados de talavera, además de las pintas revolucionarias, el templo, parte de caballerizas y también de un huerto.