Conocida alguna vez como la Zona Esmeralda de la ciudad de Puebla por su relevancia comercial y varios inmuebles porfirianos, hoy la avenida Juárez luce en decadencia y en el olvido por la crisis económica.
En un recorrido realizado por El Universal Puebla se pudieron identificar al menos 13 locales y oficinas en renta, otros tres en venta y decenas de establecimiento abiertos, pero sin consumidores en plenas fiestas decembrinas.
A pesar de haber sido intervenida en la administración municipal antepasada, sus andadores peatonales lucen con materiales desgastados y dañados por accidentes, así como con basura, lo que ha impactado de manera directa a los comercios.
Este diciembre, agregan quienes conocen de la vida en la avenida Juárez, los adornos navideños son pocos y sencillos, además de que la vialidad ha dejado de ser protagonista en caravanas como las de los autos antiguos y los motociclistas.
“No hay mucho movimiento, no hay promociones, incluso no hay mucha luz, no hay mucha gente, otras veces estaba esto adornado, otras veces hasta estaba bien barrido”, comentó Armando Flores, franelero que ha visto los cambios en el último lustro.
Para los trabajadores de esta zona comercial, las razones que explican el estado actual de la avenida incluyen el olvido de las autoridades, la postpandemia, el crecimiento de otras zonas comerciales como Angelópolis y sobre todo, la crisis económica.
El trabajador de un restaurante, Moisés Cintó, explicó en entrevista que a diferencia de diciembre del 2021, ahora los comensales que llegan a visitar los establecimientos se miden en sus gastos.
“Hace un año estuvo muchísimo mejor que este año, yo lo siento, ahorita no hay mucho flujo de efectivo, en lo personal así lo siento, pero pues gracias a Dios va cayendo algo todos los días”, dijo.
La falta de visitantes, agregaron trabajadores, afecta también los ingresos del día a día a pesar de que meses como diciembre se consideran relevantes para reactivar la economía.
Héctor Gaspar Cruz, vendedor de lotería de la Juárez, recuerda que hace 30 años que llegó a trabajar con su papá, vendían hasta 50 series diarias del sorteo mayor de fin de año y hoy a lo mucho, sólo diez.
La poca actividad afecta también a trabajadores de plataformas de reparto de comida como Germán Isabel Cortés, quien explica que sin los universitarios de la zona, la actividad muere y de realizar hasta cuatro repartos en una mañana, ahora no hacen una sola.