El panteón francés de la ciudad de Puebla se construyó en 1896, más de 30 años después de que se realizó la Batalla del 5 de mayo de 1862.
De sus tumbas, cerca de 300 están catalogadas como monumentos históricos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), debido a que tienen herrajes franceses o esculturas importantes de los siglos XIX y XX.
Entre los personajes de la historia poblana que se encuentran sepultados en estas tumbas se encuentran los O'Farril, Los Bello y Juan Crisóstomo Bonilla, por mencionar algunos.
El panteón se ubica en la calle 37 Poniente, esquina con la avenida 11 Sur, en la colonia Reforma Agua Azul de la ciudad de Puebla. En el panteón francés fueron inhumados los restos de los soldados caídos en las batallas con los franceses de los años 1862-1867, además de personajes de la vida política, social y religiosa.
El libro titulado “El Panteón Francés de Puebla, ejemplo vivo de Historia, Arte y Arquitectura Funeraria”, de Aldo Roberto Rivero Pastor y Rafael Barquero Díaz Barriga, refiere que la primera piedra se colocó el 23 de noviembre de 1896, con la asistencia del presidente Porfirio Díaz.
En la parte central se erigió un monumento dedicado a la paz franco-mexicana, que guarda en su interior una cripta y columbario con restos de combatientes mexicanos y franceses recogidos de diversos camposantos y terrenos de la ciudad.
El panteón se creó para depositar los restos de los excombatientes, tanto franceses como mexicanos, de la intervención francesa, que estaban dispersos en diferentes cementerios de la ciudad. Durante las batallas se crearon varios panteones; cinco de mexicanos y seis de franceses.
Sin embargo, treinta años después el encargado de asuntos de Francia en México visitó la ciudad, los encontró en completo abandono, y surgió la idea de crear un panteón único.
Para ello, se donó una parte del panteón municipal, de 100 x 100 metros, para hacer un cementerio y colocar, en el centro del mismo, el monumento donde reposarían los restos de los combatientes, como símbolo de unión y fraternidad.
Recorrer el panteón municipal sin duda representa una experiencia única que brinda a quienes acuden a él la posibilidad de conocer parte de la arquitectura y la historia de la ciudad. Son muchos los personajes y familias prominentes cuyos restos reposan en ese espacio.